miércoles, 20 de octubre de 2010

El por qué de las bibliotecas

    Los tiempos cambian, y muchas de las cosas que se van quedando atrás están condenadas a adaptarse al constante curso del tiempo o, por el contrario, a desaparecer. Vivimos en la era de la información, en la que las televisiones nos informan de la actualidad al minuto, y en la que con sólo un clic de ratón entramos en ese monstruo de la información llamado internet. Además, cada vez se alzan más voces que auguran cosas, tan atroces para los románticos como yo, como que el periódico y el libro físico van a desaparecer pronto, cediendo sus puestos a sus homólogos digitales. En una sociedad así, ¿Qué sentido tiene una biblioteca?
    Puede que a priori la pregunta no tenga fácil respuesta, por eso debemos ir paso por paso.
    Lo primero que debemos hacer es quitarnos el concepto de biblioteca como mero almacén de la información. Si nos quedamos con esa idea, desde luego que no le vamos a encontrar sentido. Una biblioteca no puede ser, por tanto, un mero depósito de libros, que también, puesto que aún hay más libros físicos que digitales, sino que además debe servir para gestionar la información. Recibimos tal cantidad de información al día que se nos escapa de las manos y que, por tanto, no sabemos utilizar. Debemos preguntarnos, por ejemplo, ¿todos sabemos informarnos (y no desinformarnos) con internet? Yo diría que la mayoría de los mortales no.
     La biblioteca ha sabido ir adaptándose al cambio de los tiempos, y por ello siguen teniendo un lugar de peso en nuestra sociedad. Por ejemplo, notamos esta adaptación en el cambio de mentalidad por el que las bibliotecas han pasado de tener como prioridad la conservación de los libros a centrarse en la atención al usuario. En otros tiempos, el libro era una especie de tesoro que el bibliotecario a duras penas dejaba salir del "sagrado" recinto, y hoy en día se llega al otro extremo, en el que si un libro no se usa se expurga.
    Las bibliotecas se han ido incorporando también a la tecnología, teniendo en internet, no sólo sus catálogos, sino todo tipo de servicios. También se han ido adaptando a las necesidades de los usuarios incorporando distintos tipos de salas y actividades, siendo también la formación una de sus prioridades. Pero también tiene cabida aquí el ocio, incorporándose salas y actividades para ello, por lo que el rostro de este servicio público va siendo cada vez menos estirado y más amable y cercano a un público más amplio que el meramente académico.
  Todo cambia con el inexorable paso del tiempo, y el mundo de la biblioteconomía no va a ser una excepción.
    Y es que, por suerte o por desgracia, los años no perdonan a nadie.

2 comentarios:

  1. Hola Moises!

    Yo también soy un romántico como tu, y me daría muchísima pena que se terminases perdiendo los libros en papel, porque digan lo que digan, el tacto al pasar las hojas o el olor de un libro cuando es nuevo, o mejor aún, cuando es viejo, es una magia que nunca conseguirá un ordenador por mucha tecnología que tenga...así que nada, esperemos que esa "magia" nunca se pierda.

    Un abrazo!

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  2. Pues menos mal que aún hay románticos. De todas formas creo se tardará en acabar con los libros en papel, si es que se acaba. No creo que las editoriales tengan mucho empeño en el impulso del libro electrónico después del precedente tan claro que tienen con las compañías discográficas, a las que tanto han afectado las digitalizaciones.

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